jueves, 29 de marzo de 2012

El último retrato de Víctor Báez (periodista asesinado en junio 2012, en Veracruz)

Por Sergio Martínez.-

Publicado el 16/06/12 en alcalorpolitico.com.- Hermético, Víctor Báez se postraba ante la computadora para teclear la nota del día y miraba sin interés y por encima de la máquina al compañero que en ese momento osara saludarlo o preguntarle sobre algún dato o suceso.



Mucha suerte el de aquél que consiguiera una respuesta o por lo menos un “qué hay” del ensimismado Báez, quien, reteniendo la grabadora contra el hombro para escuchar la entrevista de la semana, emitía sendas bocanadas de humo mortífero.

 
La chocante indiferencia hacia el entorno rendía sus frutos: la entrada siempre certera de la nota o el reportaje; la acusación pormenorizada con base en los expedientes del MP y los hechos verificables; el estilo conciso, austero, para conseguir una mayor fuerza; el contexto histórico del tema o del personaje involucrado; y el encabezado contundente y sobrio, sin caer en los titulares consabidamente morbosos de la sección policiaca.

 
Báez finalizaba la nota principal que solía reservar a su firma, recibía las notas de “relleno” y comenzaba la formación de la página, o –en su caso- daba a los diseñadores un esquema preciso en el cual, rara vez, sobraba o faltaba la información diagramada.

 
Al final de la jornada, el messenger se convertía en el solaz de este periodista severo. Eran frecuentes sus conversaciones con alguna amiga a la que deseaba invitar una cena o entregar un regalo. Entonces, la expresión impasible sucumbía a la risa infantil de quien recibe la evasión ingeniosa o el asentimiento dulce de una mujer. El hombre de piedra se transformaba en un adolescente dócil.   

 
Era el momento en que Báez contestaba con amplitud, y hasta con amabilidad, la consulta de quienes sabían que él -por su experiencia y contactos- resguardaba el dato de un hecho ocurrido hace años, el texto de una ley cuya tediosa lectura se quería evadir, o la confirmación de los sucios rumores en torno de algún jefe de Policía.

 
Era esto, los secretos de los cuerpos de seguridad y las agencias ministeriales, el aspecto enigmático de Báez. Sus 20 años en la fuente policiaca lo mimetizaron en casi un elemento más de los cuarteles, el MP y los pasillos de la procuraduría. Entraba y salía de esas áreas obscuras del gobierno como quien atraviesa una casa de amigos y familiares.

 
Bastaba mencionar su nombre a la policía si uno era pillado ebrio en la calle para librarse de la detención, o ver su reacción de molestia cuando alguien –sin pruebas- acusaba de corruptos a los policías, para percibir el vínculo, cercano a la hermandad, que mantenía con éstos.

 
Por ello, su asesinato, además de doloroso e inaceptable, sorprende y extraña. Los Zetas se atribuyeron el homicidio y dejaron sobre su cuerpo la acusación de que fue un traidor. Pero quizá la traición vino del otro lado para caer letal sobre su vida.

jueves, 1 de marzo de 2012

Elecciones 2006: ¿una elección de Estado?

Por Sergio Martínez

“¡Elección de Estado, elección de Estado!”, era la sentencia de los partidos de oposición en la época del PRI hegemónico tras una elección intermedia o presidencial.
“¡Elección de Estado, elección de Estado!”, gritaban los ciudadanos que se veían nuevamente engañados por el “partido único” que controlaba los aún escasos medios institucionales que podían garantizar unas elecciones libres y equitativas.

“¡Elección de Estado, elección de Estado!”, exclamó Vicente Fox en 1995 cuando el PRI le arrebató el triunfo en las elecciones por la gubernatura de Guanajuato. Marchas y plantones fueron la tónica de la protesta foxista que condujo a una más de las concertacesiones de Carlos Salinas de Gortari con el PAN: el entonces mandatario negoció designar al panista Carlos Medina Plascencia como gobernador a cambio de mantener la estabilidad política.

Hoy, 2006, la consigna bien podría recobrar su vigor sino fuera porque ahora, el Estado, resulta ser una pieza más –aunque la más importante- en una amplia red de complicidades que  conducen a una parecida situación electoral: comicios manipulados por las instituciones del gobierno y los poderes fácticos (medios de comunicación, sindicatos, etc.) en beneficio del candidato del PRI.

El Estado corporativo creado por este partido hace más de 70 años, y desmantelado en parte durante 30 años de políticas neoliberales, fue suplantado por una oligarquía que ahora reúne a las élites del poder económico y político en torno de la defensa de un modelo específico de distribución de la riqueza.

Corrupción, clientelismo, censura, control sindical, son algunos de los instrumentos de coacción fraguados por el PRI que ahora se encuentran al servicio de una alianza cupular.   

¿Las recientes elecciones presidenciales fueron una elección de Estado? Sí, en cuanto que el Estado, garante de los derechos electorales, fue omiso del sin número de irregularidades que se presentaron antes, durante y después de las elecciones del pasado 1 de julio.

Y sí, porque los poderes fácticos que intervinieron en las elecciones a favor de uno de los candidatos lo hicieron al amparo de ese Estado. El PRI, aún sin encontrarse en el poder del Ejecutivo, actuó como un Estado paralelo a través del enorme despliegue de recursos privados, públicos y de procedencia desconocida para el control informativo y la coacción del voto.

¡Y qué pertinente sería gritarlo en estos días!: “¡Elección de estado, elección de Estado!”.

Nazar Haro: personaje de leyenda negra

2012-01-27 13:28:27

Recuerdo haber tenido alrededor de 6 años, en la década de los 70, cuando mi padre platicaba con sus amigos acerca del 68 y la guerrilla como si estuviesen en misa. Entre susurros y palabras entrecortadas -debido a la paranoia causada por la persecución del gobierno- la figura de Nazar Haro (muerto ayer a los 87 años) se representaba a mi imaginación infantil como el gran villano en una historia épica de rebeldes y policías represores. El entonces jefe de la DFS era el obscuro e implacable verdugo de los guerrilleros, un símbolo funesto del inquebrantable poder del PRI, el partido absoluto de México que atacaba sin piedad a quienes osaban confrontarlo. Con la muerte de Nazar Haro, pareciera resurgir en la memoria el mito del PRI indestructible, la leyenda negra del ominoso sistema político que pervivió durante 70 años. ¿Será 2012 el año de la resurrección del monstruo legendario? (Por Sergio Martínez).