viernes, 8 de marzo de 2013

Hugo Chávez "tuvo la culpa en 2006"

Comentario al Punto/Redacción

La figura de Hugo Chávez en México sobresalió el día en que llamó “cachorro del imperio” al presidente Vicente Fox en la Cumbre de las Américas de 2005. Caro pagaría la izquierda mexicana la sentencia satírica del mandatario venezolano.
 
 
En vista de su fanatizado anticomunismo, Fox habrá entendido la simpática burla como una puñalada trapera, un ataque a su imagen de “presidente democrático”, la afrenta de un socialista demagógico que de paso ofende al “imperio”, Estados Unidos, la patria de la Coca-Cola, donde el ex presidente aprendió lo poco que sabe de política.

Pero el desquite contra Chávez sería imposible. Obrador, entonces, ocuparía el lugar del chivo expiatorio que Vicente pedía para el exorcismo de sus demonios chavistas. La identificación del “Peje” con el presidente sudamericano engendró el fantasma que Televisa y Fox necesitaban para mortificar a sus pasivas audiencias.

Obrador nunca supo contrarrestar la campaña de odio y siguió con su postura antimediática sin reparar en que así daba más leña a sus enemigos. (Demasiado tarde, el tabasqueño aprendió la lección en 2012, teniendo una estrategia de medios y un manejo de imagen).

La paranoia foxista se contagió, sobre todo en los segmentos más conservadores del país. En uno de los spots difamatorios se usaron algunas imágenes del intento de golpe de estado en contra de Chávez en 2002 para sugerir que la violencia estallaría en México al votar por la izquierda.

Ignorante y poco creativo, Fox deliraba viendo a un presidente Obrador que estatizaba todas las grandes empresas, decretaba el regreso de la educación socialista y declaraba el Estado ateo para espanto del pueblo mexicano.
  
No es broma. En el Bajío aún hay personas que amagan con persignarse si se dice el nombre del hoy dirigente de Morena, de quien –aseguran- quitará a la gente tierras y casas, además de que -¿cabe creerlo?- cerrará las iglesias.

lunes, 4 de marzo de 2013

Seis razones para no creer en el elbazo


Redacción

Pasado el júbilo inmediato a la detención de Elba Esther Gordillo; rebasada la dulce sensación de que la justicia al fin alcanzaba a una de las “intocables” de este país; y tras superar la creencia sublime de que la educación –ahora sí- arrancará sobre la pista de la modernidad, la depresión se reinstala por el hecho de que la inteligente maniobra del PRI (no hay que quitarle el mérito de haberlo hecho con gran timing) resulta más una triste alteración de forma que de fondo.
 
 
Algunas conclusiones sobre el llamado “Elbazo” ayudan a desmontar el acto de ilusionismo que realizan el gobierno y la mayoría de los medios de comunicación en torno al caso de “La Maestra”.

1.- El grupo elbista sigue intacto. Juan Díaz de la Torre, el nuevo presidente del Consejo General senetista, era uno de los líderes incondicionales de Elba Esther hasta el miércoles 27 de febrero. Junto a él sobrevive el círculo de jefes sindicales cercanos a “La Maestra” y el equipo de operadores electorales del SNTE tan codiciado por candidatos y partidos.

2.- Al asumir el Estado la rectoría de la educación a través de la más reciente reforma sobre la materia, y al tener Peña Nieto un lugar “especial” en la Comisión Política del PRI, el partido en el poder se halla en la envidiable situación de retomar el control del sindicato más grande de América Latina, con sus más de 1 millón 200 mil agremiados que funcionan cual ejército de votantes en cada elección presidencial.

3.- De marcada factura salinista, la aprehensión de Elba Esther despeja las dudas sobre la presencia del todavía “innombrable” en el primer grupo de Peña Nieto. Si en la estrategia para la captura de la poderosa líder sindical no faltó el consejo calculado de Salinas de Gortari, estamos ante un ajuste de cuentas que pone en “tablas” la relación de la dirigencia magisterial con el viejo sistema político. “Salinas la puso, él mismo la quita”.       

4.- Expuesto como un acto de justicia, la defenestración de Elba Esther, además de ser una acción claramente política, es también una medida de contenido económico tendiente a comenzar la privatización de la educación básica y media. Grupos empresariales en México y organismos financieros mundiales han demandado por años el ajuste del sistema educativo a las exigencias de los nuevos esquemas internacionales de producción.

5.- La aprehensión resulta una vacilada de mal gusto cuando se advierte que los victimarios de “La Maestra” -Peña Nieto y su gabinete- son los mismos que triangularon recursos públicos y de procedencia desconocida para la campaña del PRI. Maniobras ilegales de financiamiento que el IFE aprobó con un histórico cinismo.  

6.- “Vendido” el golpe a una audiencia de millones como un paso significativo en la modernización de México, el “elbazo” implica en verdad un retroceso con tintes ominosos.

Es la vuelta del PRI autoritario que sacrifica a uno de sus productos más originales para lograr la anuencia de la población y de los otros poderes que pudieran desafiar al presidente. (Aunque la amenaza de Peña Nieto a esos poderes fácticos sea sólo un alarde).

Con ello, el país seguirá dependiendo de la “buena” voluntad del Ejecutivo para castigar los excesos legendarios de nuestros gobernantes y jefes políticos, en lugar de que el sistema de justicia, independiente, actúe conforme a la ley en estos casos. La separación de poderes -una de las grandes demandas de los movimientos democráticos en contra del PRI- vuelve a ser una necia aspiración.

El “elbazo” sintetiza el regreso del autoritarismo que reparte y quita, ése mismo que -dicen sus defensores- es el mejor ejemplo de un gobierno justo y equitativo en nuestro país.

viernes, 1 de marzo de 2013

El Pitocomentario: ¡albricias, maestro, albricias, la Maestra ha caído!

Por Pito Pérez.-
 

¡Albricias, maestro, albricias: la Maestra ha caído! Al fin la espada justiciera del PRI legendario cae sobre la testa de una de sus hijas más groseras. Al fin, maestro, los libros volverán a abrir sus tapas que fueron tumbas bajo la mano de aquélla sinvergüenza. Los niños sacudirán su cabecita tiernamente en señal de un poco de ingenio. Temblarán boquiabiertos ante el florecimiento del primer mundo y sus ideas modernizadoras. Conocerán de las sabias ejecuciones del gobierno septuagenario que regresa esplendoroso como en sus treintas. Se comprometerán a las causas de la Revolución, en cuya agenda brilla ahora gloriosa la educación, como una de sus más importantes tareas en el progreso de la nación. Guardarán respeto ante la sentencia del maestro redimido, que apela a los principios del buen gobierno, cuando éste protege -en un alarde de compromiso- las sagradas cuotas y la rosada imagen de la patria, con pena severa a la más perdida de sus ovejas. Ésa que comienza a devorar los hechos de su infamia en un plato de duras lentejas y pan mojado. ¡Albricias, maestro, albricias!