Con la autorización de la célebre bloggera cubana Yoani Sánchez publicamos en
Opinión al Punto las impresiones de su recorrido por México que llevó a cabo
como parte de una gira mundial.
Yoani
afirma que México “es como el picante en la lengua, el tequila en la garganta y
el sol en los ojos”, además de reconocer que nuestro país no admite “medias
tintas” ni “sentimientos tibios”.
Ejemplo
inigualable en la manera de aprovechar las nuevas tecnologías de la información,
Yoani, a través de su emblemático blog Generación Y, es el velero de la voz
crítica que navega entre los acorazados de la censura cubana.
México
no permite medias tintas, no admite que nos quedemos indemnes. Es como el
picante en la lengua, el tequila en la garganta y el sol en los ojos. Cinco
días en la tierra de la serpiente emplumada y me ha costado subirme al avión,
porque unos deseos intensos me halaban para quedarme explorando una realidad
subyugante y compleja.
He
visto edificios modernos a pocos metros de las ruinas del Templo Mayor;
embotellamientos tremendos en las calles, mientras por las aceras algunos
caminan con la calma de quien no tiene ninguna prisa por llegar. También he
comprobado que la Catrina de calavera sonriente, alterna sin problemas con los
tapices de colores vivos en medio del gentío de La Ciudadela. Con su risotada
sarcástica, la pamela emplumada y el costillar afuera, me retaba.
Alguien
me dio a probar una golosina y era intensamente dulce, con azúcar espolvoreada;
pero después mordí un tamal y la “patada” del chili en mi paladar me hizo
soltar unas lágrimas. México no permite sentimientos tibios, lo amas o lo amas.
Así
que rodeada de contrastes empecé mi periplo azteca. De Puebla al DF,
encontrando amigos y visitando varias redacciones de periódicos, emisoras de
radio y –sobre todo- hablando con muchos, muchos colegas periodistas. He
querido saber de primera mano las satisfacciones y los riesgos de ejercer la
profesión de informador en esta sociedad y he encontrado una gran cantidad de
profesionales preocupados, pero trabajando.
Gente
que se juega la vida –especialmente al norte del país- por reportar, gente que
cree al igual que yo en la necesidad de una prensa libre, responsable y apegada
a la realidad. He aprendido de ellos. También me he perdido en el entramado de
timbiriches y kioscos del centro de la ciudad y he sentido allí el pulso de la
vida. Una vida que ya percibía desde el aire antes de aterrizar, cuando en la
madrugada del sábado observé el gran hormiguero que es la Ciudad de México –las
muchas ciudades que contiene- en plena ebullición, a pesar de ser tan temprano.
Por
momento tuve la impresión de estar viviendo un fragmento de la novela Los
detectives Salvajes de Roberto Bolaño. Pero yo no buscaba -como los
protagonistas de ese libro- a una poetisa de culto, extraviada en el olvido. Yo
en realidad trataba de mirar y de hallar a mi propio país a través de los ojos
de los mexicanos. Y lo encontré. Un Isla reinterpretada y múltiple, pero
cercana; que levanta pasiones por doquier y que tampoco deja indemne a nadie.
Un
amigo me preguntó antes de irme ¿Cómo sientes a México? No lo pensé mucho:
picante –le respondí- como el picante que provoca una sacudida en todo el
cuerpo y saca las lágrimas de placer y tormento. ¿Y Cuba? –insistió- ¿Cómo la
sientes?… Cuba, Cuba es agridulce…