martes, 28 de enero de 2014

Alarmante caso de negligencia en el Seguro Social de Celaya. Tardanzas y omisiones causan muerte de paciente.

Sergio Martínez Espitia.-

Un caso más de negligencia se suma a la larga lista de los ocurridos diariamente en el Hospital General del IMSS no. 4 de Celaya, Gto. Esta vez se trata del paciente Mauro Acosta Hernández, de 38 años, originario de esta ciudad, quien, después de una innecesaria intervención quirúrgica que agravó su estado, murió el pasado 17 de enero.  

Un rosario de anomalías

Mauro Acosta, quien padecía anemia hemolítica desde hacía dos años, ingresa a dicho hospital en la primera semana de octubre de 2013 por una supuesta infección en los riñones. Sin embargo, al segundo día de su estancia, una médico pasante cambia el diagnóstico por el de un padecimiento en la vesícula. Ante el nuevo dictamen, Mauro es preparado para una cirugía.

Las enfermeras que lo atienden dejan de alimentarlo bajo este pretexto pero sin tener una fecha precisa de operación. Así pasan dos días sin que el paciente coma ni sea alimentado vía intravenosa, cuando –de acuerdo con los protocolos establecidos- para una persona resultan suficientes de 8 a 12 horas sin ingerir alimentos antes de una operación.  

Además, debido a su problema de anemia, Mauro no podía dejar de comer por largos periodos, una circunstancia que –al parecer- el personal médico no tomó en cuenta.

El día martes, tres días después de la hospitalización, Mauro sigue sin tener fecha para el quirófano y tampoco ha sido visitado por un médico de cabecera. Verónica Acosta, hermana del paciente, acude con el mismo subdirector del instituto para pedirle que gire las órdenes correspondientes.

Es entonces que el enfermo recibe la visita del anestesiólogo, quien advierte sobre el riesgo de que Mauro ingrese a Terapia Intensiva después de la intervención debido a que presenta un alto nivel de oxígeno. No obstante, el médico que en ese momento observa al paciente afirma que la operación es urgente porque existe el peligro de que la vesícula estalle. 

Finalmente, Mauro ingresa al quirófano, y, en efecto, tras la intervención se halla en una situación aún más delicada de la que padecía antes de ser operado. El médico que realiza la cirugía, y quien no conoce ni ha checado previamente al enfermo, confiesa a Verónica que su hermano no ameritaba una operación de la vesícula, pero Mauro, ya con el pulmón izquierdo colapsado, se encuentra en cuidados intensivos.

Para colmo, en el lugar no había ni cama disponible ni aparato para facilitar la respiración del paciente, y sus familiares tienen que ir nuevamente con el subdirector para que éste vuelva a pedir al personal que haga su trabajo. Al enfermo se le realiza una traqueotomía y es entubado a la máquina.

Debido al problema del pulmón, Mauro recibe tres incisiones en los costados para extraer el líquido pleural y requiere –de inmediato- la consulta de un neumólogo, sin embargo, en el Hospital no. 4 de Celaya no existe ni uno solo de estos especialistas. Los parientes recurren a un neumólogo privado. 

El doctor, en reunión con los médicos del IMSS, instruye que el paciente sea nuevamente intervenido, pero esta vez de los pulmones. Dicha operación tenía que llevarse a cabo en León, debido a que en la clínica de Celaya no cuentan con el equipo necesario para hacerla.

Sin embargo, las dilaciones en el servicio vuelven a suceder. Siendo la intervención de carácter urgente, transcurre casi una semana sin que llegue la respuesta a la solicitud enviada a la clínica de León. Otra vez, Verónica y familiares acuden al subdirector para que comience a agilizar los trámites.    

Por fin, Mauro es trasladado a aquella ciudad, pero los doctores de ahí dictaminan que el líquido del pulmón está casi drenado y deciden no proceder con la operación. El mismo día de su arribo a León el paciente regresa a Celaya.  

De nueva cuenta en Terapia Intensiva, Mauro empeora bajo un cuadro de vómito constante y precaria movilidad, y a la semana es enviado por segunda vez a León, pero esta vez sí es atendido y de forma exitosa. En el transcurso de 4 a 6 días el paciente exhibe una recuperación increíble. 

A finales de noviembre, Mauro regresa a Celaya, directamente a su casa, sin necesidad de volver a ser hospitalizado, y bajo una condición estable. El enfermo parece salir de la pesadilla y recobrar la esperanza.   

La muerte no importa en el IMSS

Tras varios días de relativa calma, el hoy occiso comienza a sufrir temblores y fiebre constante de 39 grados. El 9 de diciembre es examinado en Urgencias del Seguro y ese mismo día vuelve a ser hospitalizado para permanecer en observación médica hasta que la fiebre disminuya.

El 17 diciembre, el neurólogo asignado a su caso le diagnostica tuberculosis en el cerebro. Ante el cuestionamiento de los familiares por la sorpresiva enfermedad, que no había sido detectada en los casi dos meses de la última hospitalización, el doctor afirma que seguramente Mauro la contrajo en Terapia Intensiva, debido a la cantidad de antibióticos que consumió y cuyos efectos provocaron una baja en el sistema inmunológico. ¡Una enfermedad contraída en el mismo hospital!

La tomografía que se realiza con base en este diagnóstico muestra lesiones profundas en ambos hemisferios e inflamación de masa encefálica. El médico, sin tener claro el origen en el organismo de este cuadro de tuberculosis, receta al paciente tres antibióticos “muy fuertes” para “matar todo”, hongos, bacterias y virus.

A pesar de una mejora en su condición, Mauro sigue teniendo fiebre y temblores, por lo que Verónica decide solicitar la opinión de un neurólogo privado, quien tras revisar el expediente del enfermo, diagnostica posible neurosida y sugiere realizar una resonancia magnética. 

El médico del IMSS rechaza este dictamen y pronostica hidrocefalia, además de mandar hacer una extracción del líquido de la columna vertebral, cuyo análisis confirma la existencia de la tuberculosis.

Mauro muestra poca movilidad y empieza a tener convulsiones. El médico decide que el paciente debe ser operado del cerebro para extraer el líquido acumulado en ambos hemisferios.  El neurocirujano dilata la operación hasta que el subdirector –presionado otra vez por los familiares- le ordena realizarla. El 2 de enero Mauro es intervenido, pero el doctor que lo opera previene una escasa mejoría. 

En ausencia del médico titular -cuyo contrato había finalizado el primero de ese mes- el paciente espera hasta una semana para que un nuevo médico le sea asignado. Es entonces que asume la responsabilidad el doctor Murillo, quien, según testimonio de los parientes, resulta ser el más negligente de todos los que vieron a Mauro, ya que se presenta en Terapia Intensiva hasta varios días después de ser asignado y lo único que dice es que el paciente “está muy mal”.

Tras la intervención era requerida la presencia de un infectólogo y una tomografía que solo en León podía realizarse, pero las dilaciones -en parte por este médico- vuelven a ocurrir. La hermana de Mauro envía el 14 de enero una carta al director del hospital donde pide cubrir estas necesidades a la brevedad posible. La petición nunca es respondida.        

En la mañana del 17 Mauro se halla completamente paralizado, sin embargo, el doctor Murillo, quien lo visita de forma inesperada, dice a los familiares que su pariente se encuentra mejor, cosa que a una cuñada le parece una mentira calculada, porque a las 19:30 horas de aquel día Mauro muere tras una larga agonía.

En el acta de defunción solo se apunta que el paciente fallece tras “múltiples fallas orgánicas” y que las posibles causas del deceso son la tuberculosis y la anemia hemolítica, pero nunca se refieren las circunstancias particulares que en ese momento pudieron provocar la muerte de Mauro. Los parientes deciden no solicitar la autopsia.


Actualmente, la familia integra la denuncia que presentará ante las autoridades competentes por presunta negligencia médica en el servicio otorgado al paciente Mauro Acosta Hernández en el Hospital no. 4 del IMSS de Celaya, Gto. Para ello se ha solicitado al área jurídica de esta clínica el expediente médico. Por supuesto, los familiares esperan que en dicho documento se omitan los factores de negligencia que en buena medida causaron la pérdida de Mauro, como la tardanza, las omisiones y la ineptitud de los médicos y las enfermeras retratados en esta crónica. 

*Por petición de los familiares se omitieron los nombres de autoridades y algunos médicos. 
*Si quieres denunciar algún caso manda un mensaje a sergiomaes@hotmail para concertar cita o preparar nota por intercambio en las redes.

6 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Comprendemos su desacuerdo, nosotros solo tenemos la versión de los familiares. Si usted conoce a alguien de los doctores que quiera dar su versión nosotros estamos abiertos. Por lo que usted comenta, quizá el problema fue la falta de comunicación de los médicos con los familiares para explicar lo que se hacía. Gracias por su comentario.

      Eliminar
  2. por que los doctores nunca reconocen sus malas decisiones siempre tratan de justificar sus tonterías

    ResponderEliminar
  3. Por que es tan fácil decir "Reconocer sus tonterías", estudia medicina y luego me hablas de errores.
    Solo debe saberse que no siempre un doctor puede salvar la vida de un paciente, SIEMPRE hay complicaciones y aveces por cosas muy pequeñas llegan a pasar las cosas.
    No es un error, en ese caso dime TeenAngels, por que la gente no sigue las recomendaciones que se les dan?
    Somos doctores, ni asesinos ni dioses, simplemente doctores.
    Si se puede salvar se salva, y si no se hace lo posible.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Esa es la justificacion de los Medicos ante una negligencia "No siempre se puede salvar la vida de un paciente"... Estoy de acuerdo que tanto los pacientes deben de seguir las recomendaciones del Medico, asi como el medico debe de estar comprometido con el paciente durante el transcurso del tratamiento recomendado.
      Y una disculpa pero se tienen que decir las cosas como son, si existen muchos medicos incompetentes, nunca se ha generalizado, ya que existen medicos increiblemente buenos.
      Pero no es noticia nueva que en el IMSS existan muchos medicos incompetentes y que negligencias hay muchisimas!!
      Los medicos deberian comprometerse mas a su profesion!!

      Eliminar
  4. asi es, deberian estar mas comprometidos con su trabajo. y generalmente en el imss tienen 2 trabajos pues la jornada es de 6.5 hras, por eso hay tanta mediocridad, pues salen corriendo de un trabajo para ir en otro, y como rsultados se vuelven mediocres en ambos trabajos

    ResponderEliminar