Sergio
Martínez Espitia.-
La
prensa dominante en México adolece de una visión inmediatista y fragmentaria
del hecho noticioso. Desde el sitio donde se origina la información hasta el
resultado final de la nota del día, la noticia experimenta un proceso de
degradación que la convierte solo en el ápice del contexto que la produjo.
Las
referencias políticas, sociales y económicas que dieron lugar al evento
informativo se diluyen en los aspectos más tangibles del mismo.
Cierto
que la nota debe responder a las preguntas básicas sobre el hecho -¿qué? ¿cómo?
¿cuándo? ¿dónde? ¿por qué?- para ofrecer a la audiencia la primera y necesaria
impresión de lo ocurrido. Sin embargo, este esquema, aunque indispensable en
los géneros periodísticos, alimenta el consumo trivial de la noticia al atomizar
las dimensiones del suceso.
A
esta situación dada por la naturaleza de los estilos o, mejor dicho, por la
forma en que éstos son empleados, se agrega el ritmo demencial con que
actualmente se procesa la información y los intereses políticos y comerciales
de los medios de comunicación.
Redactar
con velocidad una nota resulta más importante que el cuidado de la estructura o
la inclusión de las referencias contextuales. La obligación de “rasurar” la
información que compromete la imagen de un funcionario se impone al deber del
periodista de comunicar con veracidad.
¿Cuántas
veces ocurre que la nota es segada porque la hora del cierre de edición se
yergue cual guillotina sobre las manos del reportero, o porque el espacio
previsto para la nota es recortado por la publicidad, o porque el texto
producido en la mesa de redacción es suplantado por el boletín de prensa?
Sin
embargo, el conocimiento del contexto político, social y económico en que surge
el hecho noticioso, la línea histórica en que éste se ubica junto a los sucesos
que le preceden y le siguen, el acceso casi ilimitado a la información gracias
a las nuevas tecnologías de la internet, y la experiencia misma del periodista
en el desarrollo de estos aspectos, pueden constituir el marco de referencia
que supere el proceso fragmentario de la información.
Conocer
el entorno político en que es ofrecida cierta declaración coadyuva a determinar
la importancia de la misma. Un reportero que conoce los antecedentes del
funcionario y la posición de éste en las relaciones de poder puede descubrir una
omisión o una tergiversación de los hechos referidos, así como el justo lugar que
ocupa la declaración o el hecho en el escenario político.
Material
de gran valía al momento de redactar la nota. La entrada o los párrafos
inmediatos de ésta incluirían el asunto principal planteado por el declarante,
pero con el matiz, o, si el caso lo permite, el contrapunto que revele las
distorsiones y los olvidos intencionales.
Aquí,
las nuevas tecnologías de la información juegan un papel preponderante. Si,
tradicionalmente, el periodista podía recurrir a la paciente labor de consultar
los archivos del periódico para definir el contexto de la nota, ahora, a través
de la internet, los datos del contexto se obtienen de manera casi inmediata de
fuentes cada vez más fidedignas.
Pero de la experiencia del periodista y, por supuesto, de la colaboración
del jefe de información, dependerá elegir el dato preciso y verificado,
incluirlo en la parte más conveniente dentro de la estructura de la nota,
hacerlo sin editorializar o invadir las potestades de otros géneros, y
redactarlo con la suficiencia necesaria para develar el significado político y
social de la información.
Esta
tarea, además de otorgar a la noticia su preciso valor en el espectro
informativo con que se encuentra vinculada, coadyuva al posicionamiento
editorial del medio, da pie a profundizar en el asunto a través del empleo de
otros géneros más convenientes para ello (reportaje, artículo, editorial,
entrevista, etc.), y contribuye a establecer, paulatinamente, una agenda
temática.
Por
otra parte, la posibilidad extraordinaria –de ser el caso- que tienen las
plataformas digitales de integrar texto, audio, video, gráficos, comentarios
del usuario, etc., en el cuerpo de un tema, permite contextualizar y enriquecer
la noticia a través de diferentes medios de expresión.
El
empleo conjunto de estos elementos teóricos y prácticos contribuye a sumar a los
aspectos inmediatos de la información las referencias contextuales que otorgan al
hecho noticioso el sentido político, social o económico que le corresponde.
Finalmente, las nuevas
tecnologías digitales, además de ser útiles instrumentos para contextualizar la
información, al permitir un mayor acceso a distintas fuentes de conocimiento, ofrecen
novedosas formas de difusión que –bien articuladas- pueden ofrecer al público
un producto sugestivo, a través de recursos multimedia e interactivos.
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