Cristo, soy un ejemplo para ti:
A diario mancillo mi espalda
con esas culpas tendidas de tapete
en el sinuoso camino
que dices sembrado de maldades,
donde tus plantas, muy ligeras,
por mucho que sangran, siguen andando.
¿Cómo es verdad, espíritu encarnado,
que suda y huele, que bien puedas
llorar a sangre viva
sin detener, un instante,
tu sospechosa huida?
Cristo, soy un ejemplo para ti:
Yo, con menos heridas,
humano nada más,
me pongo a la orilla
sin desear
el derrotero del santo.
Pero si soportar el rictus
de tu columna traumatizada,
es el necio mandato de tu Padre,
permite suplirte bajo esa columna,
al cabo ejercitado estoy
en llevar la imposible
carga de mi historia.
Tú, resucitado al tercer día, te presentaste a los
vivos
-por supuesto, a tus más allegados-
para disipar la sensación
de una absurda promesa,
yo, agusanado en el cubo de tierra,
sin vida que mostrar, podría revivir
en cada queja de mi mujer,
en cada acusación de mis hijos,
en cada túnel del aire
donde mi nombre se deshaga
en un largo
ay.
Cristo, soy un ejemplo para ti:
Hijo diligente que eres
de las ordenanzas de un Dios,
siempre con una obsequiosa pasión
de sufrir por el prójimo, suplicaste una inadmisible
tregua,
negaste, el papel inoculado en tus venas, porque
dijiste que pesaba
la desdicha que aún ni tentabas.
Recuerda, yo no pido a nadie ese tipo de venias,
aun cuando mi muerte no haga más
que estimular la inútil yerba.
De chistar padezco las secuelas,
recibiendo más penas, sin poder renunciar a ellas,
y sin conquistar tu fama
que se cuenta en las estrellas.
Y callo, aunque también sé, que,
a causa de tu modelo inaudito, insuperable,
mis actos hijos de la necesidad
de cualquier modo irán a parar
en las fauces censoras
de tu tieso jefe.
Cristo, sí, soy un ejemplo para ti.
Revista completa:
http://www.literatosis.com/inicio/literatosis-papel/numeros-anteriores/545-literatosis-nro-1--lectura-online.html
(poema Ajuste pag. 59)
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