miércoles, 16 de octubre de 2013

AJUSTE (Poema seleccionado para la primera edición de la Revista Literatosis, Uruguay)

Por Sergio Martínez Espitia.-

 
Cristo, soy un ejemplo para ti:

 

A diario mancillo mi espalda

con esas culpas tendidas de tapete

en el sinuoso camino

que dices sembrado de maldades,

donde tus plantas, muy ligeras,

por mucho que sangran, siguen andando.

 

¿Cómo es verdad, espíritu encarnado,

que suda y huele, que bien puedas

llorar a sangre viva

sin detener, un instante,

tu sospechosa huida?

 

Cristo, soy un ejemplo para ti:

 

Yo, con menos heridas,

humano nada más,

me pongo a la orilla

sin desear

el derrotero del santo.

 

Pero si soportar el rictus

de tu columna traumatizada,

es el necio mandato de tu Padre,

permite suplirte bajo esa columna,

al cabo ejercitado estoy

en llevar la imposible

carga de mi historia.

 

Tú, resucitado al tercer día, te presentaste a los vivos

-por supuesto, a tus más allegados-

para disipar la sensación

de una absurda promesa,

yo, agusanado en el cubo de tierra,

sin vida que mostrar, podría revivir

en cada queja de mi mujer,

en cada acusación de mis hijos,

en cada túnel del aire                                                                                     

donde mi nombre se deshaga

en un largo

ay.

 

Cristo, soy un ejemplo para ti:

 

Hijo diligente que eres

de las ordenanzas de un Dios,

siempre con una obsequiosa pasión

de sufrir por el prójimo, suplicaste una inadmisible tregua,

negaste, el papel inoculado en tus venas, porque dijiste que pesaba

la desdicha que aún ni tentabas.

 

Recuerda, yo no pido a nadie ese tipo de venias,

aun cuando mi muerte no haga más

que estimular la inútil yerba.

 

De chistar padezco las secuelas,

recibiendo más penas, sin poder renunciar a ellas,

y sin conquistar tu fama

que se cuenta en las estrellas.

 

Y callo, aunque también sé, que,

a causa de tu modelo inaudito, insuperable,

mis actos hijos de la necesidad

de cualquier modo irán a parar

en las fauces censoras

de tu tieso jefe.

 

Cristo, sí, soy un ejemplo para ti.
 
 
 

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